La firma no es otra cosa que un elemento más que tenemos los grafólogos a la hora de analizar la personalidad de un sujeto.
A pesar de las insistencias de algunos que tratan de averiguar aspectos del carácter de una persona teniendo única y exclusivamente como muestra una simple firma, no es posible sin incurrir en graves errores técnicos que solo hace que desprestigiar la grafología en nuestro país.
Tal y como expresa la prestigiosa grafóloga francesa C. Colo en su libro Tratado de Grafología, la firma -marca, huella, manifestación de la identidad, decir ‘yo existo’- tiene un doble estatuto como signo de identidad y validación. Compromete la responsabilidad del firmante frente a la ley y la sociedad, aunque no solo compromete en el aspecto jurídico, sino también protege los derechos del firmante.
Asimismo, nos indica que la firma evoca lo que es la persona, lo que no quiere ser y lo que querría ser, condensación de lo que el hombre siente o quiere ser en relación consigo mismo y en relación a los otros, y expone que la firma es representativa de:
Si tenemos en cuenta que Francia es el país por excelencia donde más se ha investigado sobre la Grafología, no debemos separar nunca la firma del texto a la hora de realizar un análisis, si no queremos enjuiciar a una persona sin fundamentos, sabiendo que la firma convalida el texto y que su homogeneidad con él es lo más importante.
Así también, Florence Lièvre, en la revista nº 177 de La Graphologie, nos indica la importancia de esta unión, cuyo significado entonces será bien distinto dependiendo de:
CARÁCTER- Estudio de Grafología en Barcelona. Equipo constituido por grafólogas diplomadas por la SOCIÉTÉ FRANÇAISE DE GRAPHOLOGIE, institución reconocida mundialmente.